“Yo no me olvido.
¿Cómo podría? Todo aquello que hice en mi carrera se lo debo a este Club, a estos colores, a esta familia que me recibió, me ayudó a crecer y que me dio una oportunidad cuando todo parecía perdido.
No, yo no me olvido que al final de 1971 terminaba mi contrato y no había hecho nada para merecer uno nuevo.
Jugaba de titular cuando en 1970 volvimos a Primera pero en los dos años siguientes estuve mucho más tiempo en el banco que dentro de la cancha.
Y cuando me ponían era casi siempre un desastre.
Jugaba de marcador de punta pero mi físico macizo no me ayudaba.
Aún peor.
Ya se habían dado cuenta todos mis adversarios.
Jugaban la pelota larga, me ganaban en velocidad y después tiraban el centro… y muchas veces terminaban en gol.
No me olvido que en aquel 1971 había nacido mi hijo y los pocos pesos que ganaba me alcanzaban mal apenas para mantener a él y a mi adorada Graciela.
Estaba seguro que no me renovarían el contrato. Yo mismo no me lo hubiera renovado.
¿Qué habría hecho? ¿Quién compraría un lateral lento y torpe que en Primera apenas había jugado un par de partidos decentes?
¿Volver a trabajar en una fábrica de zapatos o en un taller mecánico como ya había hecho de más joven?
No dormía de noche.
Un buen día me llama el Presidente del Club, el Señor Santiago Carlos Leyden.
“Cacho, como bien sabés no tenés muchas posibilidades de jugar. Pero sabemos de tu situación familiar. Por esta razón te renovamos el contrato por otro año de manera que tengas tiempo de decidir que hacer por vos y tu familia”.
¡No lo podía creer! ¡Casi enloquezco de la alegría!
Otro año.
Un año entero para ver que podría hacer en el fútbol o eventualmente fuera del fútbol.
Mientras tanto habría dado un techo, ropa y comida a mi familia.
Pocos meses después cambiamos de entrenador.
En lugar de Antonio Imbelloni llegó Carlos Cavagnaro.
A partir de aquel día cambió todo.
Me puse la camiseta número “5”, la de volante defensivo, el centrocampista que protege la defensa.
En el giro de unas pocas semanas me había convertido en un titular indiscutible.
Estaba siempre en el centro de la acción, recuperando pelotas y más pelotas y después se la daba a los laterales o los centrocampistas ofensivos.
Mi físico robusto en esa posición era una ventaja y mi lentitud un defecto que casi no se notaba.
¡Llegué incluso a jugar en la Selección!
Menotti me llamó apenas tomó el mando de la Selección Argentina después del Mundial 74.
Jugué tres partidos pero después llegó una oferta de un club de la Liga Española.
El Hércules de Alicante.
Era una oportunidad imperdible para mí, mi familia y para el Club que cobró una cifra importante por mi transferencia.
Pasé 4 años maravillosos… siempre jugando de “5” obviamente.
Pero ahora es momento de volver a casa.
Los dirigentes del Hércules quieren que me quede acá, por lo menos otro año.
Pero tengo casi 30 años y es tiempo de volver a casa.
Me quiere Boca Juniors.

La oferta económicamente es excelente.
En el equipo están Gatti, Pernía, Mouzo, Suñé y Mastrángelo entre otros y el gran Juan Carlos Lorenzo me quiere a toda costa.
Pero yo hice una promesa cuando me fui cuatro años atrás.
Que en el único equipo argentino que jugaría es solo y únicamente FERRO CARRIL OESTE.
¡Y así será… aunque si el Presidente de Ferro, el Señor Leyden, continúa a decirme que estoy loco rechazando el dinero de Boca! “


Gerónimo Saccardi volverá en el verano de 1979 a Ferro. Volverá para quedarse para siempre. Él que, nacido el primero de octubre de 1949, en Ferro Carril Oeste entró a la edad de 13 años debutando en el primer equipo en marzo de 1969.
Cuando vuelve al su querido “Verde” (el color predominante del Club) como entrenador ha llegado Carlos Timoteo Griguol.
Ferro, con Griguol dirigiendo las operaciones desde el banco y Saccardi como su extensión en la cancha, se convierte en muy poco tiempo en una de las formaciones más fuertes del campeonato argentino.
Con Carlos Barisio en el arco, una defensa solidísima con Oscar Garré, Juan Domingo Rocchia y Héctor Cúper (futuro entrenador del Valencia y el Inter, entre otros), Claudio Crocco, el uruguayo Julio César Jiménez, el paraguayo Adolfino Cañete, Alberto Márcico y Miguel Angel Juárez de la mitad hacia adelante, Ferro empieza a luchar por los primeros puestos.
Saccardi es la bandera, el ícono del club.
Su coraje, su garra y su eficiencia son admiradas y respetadas en toda Argentina.
En un país donde el fútbol es vivido de manera visceral y donde el amor por los propios colores viene antes de todo, Gerónimo Saccardi es una excepción absoluta.
El respeto por “El Cacho” es general y unánimemente reconocido.
Pero lo que pasa en un Boca Juniors vs Ferro va más allá de las mayores formas de respeto para un jugador.
En aquel que se revelará el encuentro decisivo por la asignación del título del Torneo Metropolitano.
Es el 2 de agosto de 1981.
Es la antepenúltima fecha del campeonato Metropolitano.
Ferro Carril Oeste es la gran revelación del campeonato.
La pelea por el título a esa altura del torneo queda delimitada entre Ferro y el poderoso Boca Juniors de Diego Armando Maradona y Miguel Angel Brindisi.
Ese día se juega en la Bombonera.
Ferro posee la mejor defensa del campeonato. Le hicieron, hasta ese momento, solo 16 goles. Sobre ese aspecto los verdolagas de Saccardi y compañía preparan el partido.
Marcación estrecha sobre “Dieguito” y Brindisi y tratar de hacer daño con los letales contragolpes de Miguel Angel Juárez, Claudio Crocco y Adolfino Cañete. Entre los dos equipos hay un solo punto de diferencia en favor de Boca pero que tiene un calendario decididamente peor debiendo viajar a Rosario para jugar contra Central y después recibir en su estadio a Racing mientras que a Ferro lo esperan Huracán y Platense fresquito de salvación del descenso. En suma, un empate sería como un triunfo para los hombres de Carlos Griguol.
El partido se juega con una altísima intensidad. Ferro lucha sobre cada pelota y está cerca del gol pero encuentra siempre en su camino al “Loco” Gatti, que está volviendo ese día de una larga lesión.
Saccardi, fiel a su estilo, toma a su cargo Maradona cada vez que “El pibe de oro” supera el medio campo. Y después de sólo un minuto de juego sa hace “sentir” con una fuerte entrada.
Pasado un cuarto de hora de juego “El Cacho”, al tercer foul sobre Diego, se gana la tarjeta amarilla.
No a caso en España, en su período en el Hércules, era apodado “Mister Tarjeta” por su predisposición a acumularlas.
Pero Ferro no cede. La defensa, dirigida por Héctor Cúper, resiste con firmeza.
Pero la historia de este match se escribirá después de menos de tres minutos de iniciado el segundo tiempo.
Sobre un centro de la izquierda de Carlos Córdoba el defensor de Boca Oscar Ruggeri llega con vehemencia. Parece el balón perfecto para poner en ventaja a los “Xeneizes”.
Pero al último instante Ruggeri viene anticipado de Saccardi.
El choque es inevitable.

Ruggeri queda inmóvil en el piso mientras Saccardi se da cuenta inmediatamente que sale mucha sangre de la zona de arriba de la oreja izquierda.
Pero mientras Ruggeri vuelve poco después de un minuto, al capitán de Ferro se lo ve enfilar la puerta del vestuario. No hay ningún movimiento en el banco de los de Griguol.
Pasan cuatro minutos abundantes.
Cuando Saccardi se representa en campo tiene un vistoso vendaje en la cabeza.
No hubo manera de convencerlo a renunciar de volver a la cancha.
“Había perdido muchísima sangre. Le costaba estar en pie por el gran golpe recibido. Le dimos seis puntos ahí, en los vestuarios. Dos minutos después estaba en la cancha con su habitual, indomable estilo” recuerda el médico de Ferro doctor Rottemberg.
Sin embargo el coraje solo no alcanza.

Pasan algo más de un cuarto de hora y tras el enésimo balón conquistado a centrocampo Saccardi primero se arrodilla, reclama la atención de su banco de suplentes y después se tiende al suelo.
Viene acompañado fuera en andas con las piernas que no lo sostienen más.
En ese momento, de las tribunas de la Bombonera, se levanta un grito, límpido cuanto sorprendente.
“Saccardi corazón”.
Es el tributo del estadio más caluroso de Argentina no sólo a un rival admirado profundamente por su lealtad y coraje… también para un jugador que dos veces en carrera ha sabido rechazar las propuestas del mismo Boca Juniors, en 1974 y después el año de su regreso en Argentina, en 1979.
El partido mientras tanto parece encaminarse sin sobresaltos hasta el final.
Faltan diez minutos para terminar cuando Maradona recibe la pelota en tres cuartos de cancha. Gambetea sucesivamente un adversario y cuando está llegando sobre él un segundo defensor con la parte externa de su pie izquierdo inventa un pase filtrante milimétrico que deja al “Mono” Perotti solo adelante de Carlos Barisio. El toque del número 11 de Boca es perfecto. Pelota al rincón para firmar la victoria.
Boca perderá el encuentro siguiente contra Rosario Central pero Ferro no lo sabrá aprovechar empatando tres a tres con Huracán.
En el sucesivo Nacional Ferro Carril Oeste se confirmará un equipo de muchos quilates y esta vez será con los “Millonarios” de River Plate que jugará la final del torneo que prevé una fase de grupos y después partidos de ida y vuelta con eliminación directa de cuartos de final en adelante.
Llegarán dos derrotas, ambas uno a cero, a condenar a Ferro a otro segundo puesto.
Pero el DT Griguol, uno de los más grandes entrenadores de la historia del fútbol argentino, dirá, con palabras casi proféticas, que “si logramos a mantener los mismos jugadores, el mismo espíritu de sacrificio y la misma profesionalidad no podemos hacer más que mejorar todavía”.
En el 1982 para Ferro Carril Oeste llegará un triunfo inolvidable para la historia del Club, ganando su primer título argentino superando en la final a Quilmes.
Va recordado en honor a la verdad que la fase final del torneo se jugó a finales de junio dada la simultaneidad con la guerra de Malvinas y con los jugadores argentinos más importantes empeñados con la Selección en vistas del Mundial de España.
Al término de la temporada posterior, en diciembre de 1983, Gerónimo Saccardi dice basta.
La lesión a la rodilla que arrastra hace tiempo limitan sus actuaciones.
Saccardi es demasiado honesto para pensar en quedarse sin poder dar el 100%.
Los “Ferroviarios” pierden su hombre-guía, su líder pero sus valores y la estructura del team construido por Griguol quedan.
En 1984 los “Verdolagas” conquistarán su segundo, y último hasta hoy, título de Campeón Argentino batiendo en la final al poderoso River Plate.
“El Cacho” restará varios años lejos del fútbol.
Pero en 1997 la llamada del Club de su corazón no puede quedar sin responder.
Se sentará en el banco de Ferro dos temporadas, sin obtener los resultados esperados… pero con el mismo empeño total por sus colores.
Será un infarto mientras estaba jugando al tenis a terminar con su vida el 4 de mayo del 2002, cuando Gerónimo Saccardi tenía solo 52 años.
Si existe una bandera en el fútbol argentino, si existe alguien que puso su Club delante de todo el resto, incluso dineros, éxitos y títulos ese es Gerónimo Saccardi.

Y la gente de Ferro Carril Oeste lo sabe… lo ha siempre sabido.

ANÉCDOTAS Y CURIOSIDADES
Permanece célebre su entrevista a “El Gráfico”, maravillosa revista deportiva argentina, en el momento de rechazar su transferencia a Boca Juniors cuando volvía de España.
“Me siento halagado que un club tan importante se interese por mí. Pero tengo una casa, un auto y puedo llevar de vacaciones a mi familia. Estamos bien y tenemos todo lo necesario. El dinero no hace la diferencia cuando vivís donde creciste y estás rodeado de amigos “.
De chico, gracias a un tío paterno fanático de Independiente, también Gerónimo hinchaba por los” diablos rojos ” de Avellaneda.
Pero como recordará siempre el mismo Saccardi “esa simpatía terminó el día en el que entró en las inferiores de Ferro”.
En aquel invierno de 1971 cuando la carrera de Saccardi en Ferro parecía llegar a su final hubo incluso una delegación formada por sus compañeros de equipo que se presentó ante el Presidente Leyden para pedirle de dar otra oportunidad al “Cacho”.
Es su mujer Graciela que recuerda esta anécdota “era muy querido por todos. Pero créanme: era imposible no quererlo. Su generosidad no tenía límites”.

Hay otra bellísima anécdota contada por Alejandro, el hijo mayor de Gerónimo Saccardi.
“Durante el partido de vuelta de la final del Nacional 81 en el Monumental contra River mi papá tuvo varios choques ásperos con Daniel Passarella, capitán y líder de la “banda roja”. Inclusive a un cierto punto los dos se fueron a las manos cuando mi viejo, en un tiro libre para River, se puso adelante de la pelota para darle tiempo a su equipo de formar la barrera. Passarella le dio un pisotón y mi papá reaccionó agarrando del cuello al líbero de la Selección. Se desató una breve trifulca parada no sin dificultad por los compañeros. Los dos se dieron en cada ocasión por el resto del partido.
Al silbatazo final, con la derrota de Ferro gracias a un gol de Mario Alberto Kempes, mi papá estalló en lágrimas.
Fue entonces que Passarella se acercó para consolarlo preguntando el motivo de tanta desesperación.
Mi viejo le contó que pocas semanas atrás había muerto su padre Ottorino y que antes de morir le había prometido el título de campeón.
Pocos minutos después, mientras sus compañeros estaban festejando el título, Passarella fue al vestuario, abrazó a mi papá y le regaló la camiseta número 6 que había vestido ese día.
Desde entonces entre los dos nace una gran amistad a punto tal que, con Passarella técnico de la Selección Argentina, uno de los primeros amistosos que organizó fue contra Ferro que en ese tiempo dirigía mi papá “.

Es el 29 de noviembre de 1981.
Ferro Carril Oeste, que ha ya obtenido un puesto para el turno siguiente del Nacional, recibe en su cancha a San Lorenzo de Almagro.
Para el” Ciclón” es el último partido en Primera. La temporada que viene el gran club de Boedo deberá recomenzar de la B.
Ferro esta ganando por tres a uno cuando en los minutos finales se alza desde las tribunas un gran y conmovedor aliento de la hinchada de San Lorenzo que, no obstante el descenso (el primero de uno de los considerados 6 grandes del fútbol argentino) continúan a alentar a sus jugadores.
“Tengo la piel de gallina” dice a un cierto punto Cacho a sus compañeros. “Es una de las cosas más lindas que veo en una cancha” agrega evidentemente conmovido.
Reúne a sus compañeros y antes de ir a saludar a su propia hinchada, los lleva a la tribuna visitante, a aplaudir y rendir homenaje a los hinchas del Ciclón… gesto que será siempre recordado con mucho cariño por los hinchas de San Lorenzo que a partir de aquel día recibirán a “El Cacho” Saccardi con gran afecto.

traduzione di FERNANDO JORGE MERINDOL