tradotto da FERNANDO JORGE MERINDOL

Menotti permanece dos temporadas en Newell’s como asistente de Juárez. Sus grandes dotes como organizador del juego, su capacidad de valorizar jugadores, especialmente los más jóvenes, y su innegable carisma empiezan inevitablemente a circular en el ambiente futbolístico. Y así en 1972 llega la propuesta de Huracán que lo quiere como entrenador principal con el objetivo de hacer crecer los jóvenes de un prometedor sector juvenil y de reconquistar una posición de prestigio en el fútbol argentino.

El impacto de Menotti es devastador; al año siguiente Huracán conquista el campeonato, primer y único suceso en la era moderna del fútbol argentino (1931-actualidad). Pero lo que más llama la atención a la opinión pública y al ambiente del fútbol es el juego implementado por Menotti y la excelente calidad de sus jugadores. Huracán sale al campo a “jugar al fútbol”, manejar el balón, atacar y divertir. De ese equipo formaban parte jugadores que resultaron fundamentales en la historia del fútbol argentino y algunos de ellos estuvieron en la lista de 22 que ganó el Mundial cinco años después.

Brindisi, Babington, Houseman, Basile, Carrascosa (si, él mismo, el que se convirtió en capitán de la Selección de Menotti que luego renunció y se retiró de la Selección en vísperas del Mundial ’78), Avallay, Larrosa…

De ese período queda en la memoria un triunfo ante Boca Juniors por 5 a 0 que muchos definen como “la mejor exhibición futbolística de un club argentino en la historia del fútbol”.

Al año siguiente Argentina juega sin convencer el Mundial de Alemania. Los resultados son mediocres y el juego expresado por la celeste y blanca es de bajo nivel. Es necesario dar un golpe de timón a una Selección que desde hace mucho tiempo no alcanza los niveles de juego y resultados que individualmente sus grandes talentos, al parecer de muchos, son en grado de alcanzar. El nombre elegido por los dirigentes de la AFA (Asociación del Fútbol Argentino) es precisamente el de César Luis Menotti a pesar de su juventud (36 años en ese momento).

Menotti empieza pacientemente un trabajo de “regreso a las fuentes” del fútbol argentino. Basta de imitar al fútbol europeo basado en el despliegue físico, agresividad y organización defensiva. Pelota al piso, técnica y creatividad son las nuevas reglas, construyendo el juego desde atrás con defensores “rudos” como característica del fútbol argentino pero que además de pegar e intimidar sepan TAMBIÉN jugar al fútbol. Empiezan a entrar en el grupo jugadores como Passarella, duro, “sucio” pero con un pie izquierdo maravilloso, capaz de preparar la jugada desde la defensa o de asistir a un compañero con un pelotazo desde 40 metros. Luis Galván stopper aplicado muy inteligente tácticamente. Un jovencísimo Tarantini, hábil lateral tal vez mejor en fase ofensiva que defensiva. Jorge Olguín que llega como defensor central y Menotti lo transforma en un “educado” lateral derecho. El trabajo de realizar es mucho pero el carisma de Menotti hace que los jugadores “esposen” con entusiasmo sus ideas. Pero enseguida llega un problema grave, enorme e inesperado; en Argentina el 24 de marzo de 1976 hay un golpe militar que toma el poder en el país. Los opositores al régimen vienen eliminados de manera científica, serán 30000 los “desaparecidos” en esos años terribles. Para Menotti el problema es doble. No es sólo debido a la inestabilidad de la situación y el hecho que sus dos principales sostenedores en la AFA, que lo quisieron como entrenador, Niembro y Bracutto, hayan renunciado, hay uno todavía mayor; Menotti es declaradamente comunista (“no soy ni peronista, ni radical, ni kirchnerista ahora… yo soy COMUNISTA”) y está seguro que su nombre figura en la famosa lista negra de la dictadura. Decide de renunciar. Presenta su dimisión al Presidente Cantilo. “César” le dice Cantilo “tu programa de trabajo preparativo al Mundial que tengo en esta carpeta es la cosa más seria y profesional que yo haya visto en AFA. Te pido que nos tomemos un poco de tiempo. De mi parte te garantizo que todo lo que pidas será respetado en el mínimo detalle”. Cantilo mantiene la palabra. Menotti decide de seguir, conoce gran parte de lo que está sucediendo en Argentina “la única cosa de la que no estaba al corriente en ese tiempo eran los terribles “vuelos de la muerte” (opositores subidos a un avión y después tirados vivos en el Río de la Plata). Estaba afiliado al Partido Comunista, tenía amigos importantes en política y en varias asociaciones. Ellos me convencieron que mi trabajo y mi lucha eran más importantes desde adentro que desde afuera. Así fue que decidí seguir”.

 Otro aspecto no menor era el hecho que para Videla y sus socios era prácticamente imposible hacer callar a Menotti como opositor a la dictadura por lo menos hasta cuando fuera el técnico de la Selección, un cargo que para el pueblo argentino “enfermo de fútbol” era tal vez ¡el más importante del País!.

Argentina gana el Mundial en casa, el primero de su historia. Menotti es un héroe Nacional. Lo espera un contrato millonario con el Barcelona. Maradona sería el primer refuerzo en las filas de los catalanes pedido expresamente por Menotti. Pero otra vez el amor por su Patria termina por inclinar la balanza. Grondona, histórico presidente de la Asociación del Fútbol Argentino, lo convence a quedarse “cambiaremos juntos la historia del fútbol argentino, ganamos en Argentina…podemos hacerlo en España dentro de cuatro años”. Un notable aumento económico termina por convencer definitivamente al Flaco a seguir.

Al año siguiente llega otra enorme satisfacción profesional, Argentina gana el Mundial Under-20 en Japón. En las filas de aquel equipo militaban dos auténticos fenómenos que resultarán fundamentales para la Selección mayor, Diego Armando Maradona (que fue descartado a último momento del plantel definitivo del Mundial ’78 con sólo 17 años) y el centrodelantero Ramón Ángel Díaz, además de otros talentosísimos jóvenes como Escudero, Barbas y Calderón. Argentina gana el torneo de manera neta e inequívoca y llegado a este punto parece que el dominio de Argentina en el fútbol mundial pueda mantenerse en el tiempo comenzando por el siguiente campeonato mundial español.

Las cosas no van como se esperaba. Argentina que en los papeles es la misma de 1978 más un “cierto” Diego Armando Maradona (y Ramón Díaz) no mantiene las espectativas y en el famoso “grupo de la muerte” con Italia y Brasil termina por ser eliminada perdiendo ambos encuentros. En particular aquel con los “Azzurri” dejará un cicatriz indeleble en Menotti que aún hoy habla de ese partido como el peor día de su carrera y la mayor desilusión. Los argumentos de Menotti parecen fruto de rencores todavía latentes y una bronca tal vez exagerada… seguramente que una Selección Argentina que ponía en campo contemporáneamente jugadores del calibre de Maradona, Ramón Díaz, Kempes, Bertoni, Ardiles y Passarella pensaba probablemente de “comerse” la Nazionale Azzurra incapaz hasta ese momento de batir a Camerún y Perú. “El árbitro rumano que dirigió el encuentro era un conocido hincha de la Juventus, las faltas sobre Maradona en especial fueron clamorosas por su dureza y repetición y nos negaron dos evidentes penales y nos cobraron en contra offsides inexistentes”. No obstante la desilusión por Mundial de bajo nivel el Barcelona sigue ahí en la puerta y finalmente Menotti se convierte en entrenador del gran Club catalán a campeonato en marcha en marzo de 1983 en sustitución de Udo Lattek. El impacto es inmediato y el Barcelona gana después de pocos meses ya sea la Copa del Rey que la recién creada Copa de la Liga, manifestación jugada al final de la temporada entre los 18 equipos de la primera división española, con victoria en la final contra el Real Madrid de Santillana, Juanito y Del Bosque.

En el Barcelona las espectativas para la temporada sucesiva son enormes. Maradona está en plena explosión, Schuster se revela un genio en el centrocampo blaugrana, Migueli y Alesanco son dos columnas defensivas de primer orden, el Lobo Carrasco es un excelente complemento para Diego… Lamentablemente las cosas no van como se esperaba, en gran parte por la gravísima lesión sufrida por Diego Armando Maradona en el primer big match de la temporada contra los vascos del Athletic de Bilbao (que posteriormente ganaron la Liga) debida a una entrada durísima del defensor vasco Andoni Goikoetxea que privaron a Menotti y al Barcelona de Diego por más de tres meses en el campeonato reduciendo de hecho toda posibilidad de victoria a los catalanes.

Al final de la temporada llega la separación del Club. Menotti está parado más de un año y en 1986 llega la llamada de Boca Juniors. Los resultados son buenos y en un período no particularmente feliz para los “Xeneizes” termina en un óptimo 4° puesto a solamente 3 puntos del ganador… “su” Rosario Central. Los buenos resultados hacen que de Europa y otra vez de la Liga llegue una importante llamada, del Atlético de Madrid, deseoso de volver al vértice del fútbol español.

Menotti va al Vicente Calderón y con él llegan excelentes jugadores como el ala izquierda López Ufarte del Real Sociedad y el arriba nombrado defensor del Athletic Goikoetxea a dar todavía mayor calidad a un team que contaba ya en sus propias filas con el centrodelantero Salinas y sobre todo al fenomenal (y desafortunadísimo) Paolo Futre. El comienzo es excelente. Menotti desarrolla un sistema de juego que actualmente es muy popular, defensa muy alta y presión en la mitad del campo adversario para recuperar el balón lo más cerca posible del arco rival. El sistema “paga” y durante la mayor parte de la primera ronda los equipos de la Liga parecen incapaces de encontrar las contramedidas adecuadas. La primera señal importante de dificultad llega en un viaje a San Mamés en Bilbao donde los “Leones” infligen un pesado 5 a 1 sobre los Colchoneros. Pero poco después llega un partido que quedará en la memoria colectiva de la afición rojiblanca de Madrid; un espectacular 5 a 0 ante los “odiados” conciudadanos del Real Madrid… ¡y además en el Bernabeu!

Pero la segunda vuelta no está a la altura. El sistema de juego muestra algunas lagunas y la condición de algunos de sus jugadores más importantes comienza a decaer a ojos vista. Buena parte de la afición y sobre todo del periodismo local acusan a Menotti de incapacidad para cuidar la preparación física de sus jugadores, privilegiando casi exclusivamente la técnica y la táctica. La verdad probablemente está en el medio, para alguien como Menotti que mucho tiempo atrás declaró en forma rotunda “¿desde cuándo para jugar bien al fútbol hay que correr?” es obvio que la preparación física no figura en primer lugar en las prioridades de sus equipo pero también es verdad que el sistema de juego implementado por el Atlético en aquella temporada preveía un consumo de energías físicas superiores a las que estaban acostumbrados los jugadores hasta ese momento.

El caso es que al final de la temporada el volcánico presidente de los Colchoneros Jesús Gil termina la relación con Menotti. El Flaco regresa a Argentina como director técnico de River Plate y a partir de ese momento empieza un peregrinaje continuo de un banco de suplentes a otro, incluyendo un par de temporadas al frente de la Selección Mexicana. Después de otra temporada sin pena ni gloria en Boca Juniors en 1996 (tras un clásico año sabático) dirige a Independiente y los buenos resultados alertan nuevamente a clubes europeos. Llega así la llamada desde el campeonato más importante del momento, el italiano. A requerir por sus servicios son los “blucerchiati”, la Sampdoria del Presidente Mantovani. Independiente está listo para ofrecer un contrato faraónico y económicamente a la par del ofrecido por los ricos italianos. Pero el Flaco está decidido. Quiere una experiencia italiana a pesar de saber que la Sampdoria está por ser redimensionada más especialmente después de la transferencia de su jugador símbolo: Roberto Mancini. Menotti dura solamente 8 jornadas. Los resultados no son de hecho desastrosos pero a “empujar” a sus espaldas está el mito “blucerchiato” Vujadin Boskov que posteriormente no hará nada de excepcional llevando a la Samp a un mediocre 9° puesto. Además cuanto más significativa es la frase con la cual Menotti decide aceptar la oferta de Mantovani “La Sampdoria es una sociedad muy seria, que cree en los proyectos y sabe como construirlos… en los últimos 10 años la Samp tuvo solamente dos entrenadores… esta es una de las razones que me empujó a aceptar el cargo”. El contrato de dos años acordado se transformará en 3 meses escasos.

Independiente lo vuelve a recibir con los brazos abiertos y con el “rojo” permanecerá hasta 1999. Buenos resultados, por momentos un juego espectacular y cautivante pero ningún trofeo.

Menotti queda parado casi tres temporadas antes de aceptar la llamada de “su club”: Rosario Central. Es el 2002. El inicio, una constante de toda la carrera del Flaco, es excelente. Cinco victorias en las seis primeras fechas del campeonato, algunas por goleada y entre las cinco está el inolvidable triunfo en el clásico contra Newell’s de visitante. ¡No sucedía desde hacía 22 años! Menotti recuerda todavía aquella victoria como uno de los momentos más intensos de su vida. “Había gente que se abrazaba llorando, gente que rezaba de rodillas, caravanas de autos…una locura”. Después de aquel histórico y emocionante triunfo llegan 9 partidos seguidos sin sucesos. Los “canallas” caen en zona de descenso y viene despedido con consecuencias desagradables para el técnico; la acusación, nunca probada, de haber sustraído fondos de las arcas del club. Pasa otros tres largos años sin entrenar cuando aparece por tercera vez en su carrera Independiente. Como sucedió en la Sampdoria duró apenas 8 partidos con solamente 2 victorias al activo. Menotti tiene 70 años, la pasión por el fútbol sigue siendo enorme, pero su estilo de juego que es prevalentemente técnico, viene definido como “romántico” y está perdiendo fuerza. Siguen dos discretas temporadas en México, con el Puebla primero y los Tecos después pero el declive es inevitable. A todo esto se suman importantes problemas de salud. Su conocido tabaquismo lo lleva a correr peligro de vida algunos años más tarde cuando fue internado de urgencia por una grave infección pulmonar. Todavía hoy Menotti es un hombre enamorado del fútbol y de la vida. Ha dejado de fumar, mira mucho fútbol y disfruta de los nietos que sus dos hijos, César Mario y Alejandro le han dado. Habla con muchísimo gusto de fútbol, admira a Guardiola y a varios jóvenes entrenadores argentinos (Gallardo sobre todo). No estima especialmente a Simeone “no me gusta el juego que expresan sus equipos pero es un gran trabajador y tienen un sello muy claro. Aunque parece preferir cuando el rival tiene el balón a cuando lo posee su equipo”. Hoy le queda una sola sombra a este gran entrenador y ahora abuelo sereno y afectuoso con sus nietos; el evidente malestar que, ya sea por el contexto trágico de aquellos días, ya sea por la estela de polémicas por el partido con Perú (un 6 a 0 para muchos muy sospechoso), no tiene en la memoria del pueblo argentino el reconocimiento y consideración que merecería. Menotti hizo un trabajo sobresaliente en una situación dificilísima de gestionar con un plantel de gran calidad, desarrollaba un juego agradable y ofensivo y sus intérpretes fueron en su mayoría jugadores de jerarquía mundial. Mario Kempes, Daniel Passarella, Osvaldo Ardiles, Julio Villa, Ubaldo Fillol…pero Argentina recuerda con mayor énfasis y pasión el triunfo de 8 años después en México, aquel de Maradona y sus increíbles y probablemente irrepetibles jugadas…olvidando los malos partidos disputados, el juego defensivo y poco vistoso propuesto por el entonces técnico Bilardo (desde siempre en mala relación con Menotti…difícil imaginar dos técnicos con una concepción del fútbol a las antípodas como ellos) que construyó un equipo de “obreros” (salvo tal vez Valdano y Burruchaga) a disposición de un genio absoluto como Diego Armando Maradona.

Hoy Menotti recubre el cargo de Director Técnico de las Selecciones Nacionales Argentinas desde el 14 de enero del 2019.

La última nota y tal vez la más clamorosa e inesperada de todas, al menos para un argentino: a la pregunta ¿quién es el mejor, Messi o Maradona?, la respuesta despeja toda duda “Maradona fue un fenómeno por un largo tiempo y en equipos distintos. Messi está ahí cerquita y no importa si ganará o no un mundial… Di Stéfano y Cruyff no ganaron nunca un mundial pero están entre los más grandes de la historia”. Entonces ¿quién es el más grande de todos? “Pelé, sin ninguna duda. He jugado con el, lo veía todos los días en el entrenamiento y en los partidos. Pelé era un extraterrestre, era de otro planeta. Tenía todo lo que se necesita para jugar al fútbol. Me acuerdo de Rattín (capitán durante mucho tiempo de la Selección Argentina en los años ’60) que era muy alto. Lo hacían marcar a Pelé en los corners: cuando saltaban, Rattín le llegaba a la altura de los huevos. ¡Bárbaro!”.

Este, señores, es César Luis “El Flaco” Menotti.


ANÉCDOTAS Y CURIOSIDADES

A la pregunta si se había arrepentido de no haber convocado a Maradona para el mundial del ’78 el Flaco respondió “¡yo estaba perdidamente enamorado de Diego! ¡No estoy arrepentido porque por suerte lo ganamos! ¡Imagínense si nos hubieran eliminado en primera ronda… Diego me lo habría reprochado toda la vida!”.

Siempre sobre Maradona. “¿Es verdad que Diego no lo perdonó jamás por no haberlo convocado?”.”Es real. Diego no perdona y no olvida nunca nada. Una vez en un partido contra Panamá con la Selección lo cambié antes del final porque lo estaban matando a patadas… ¡No me habló por casi un mes!”

Antes de la final con Holanda en el Mundial de 1978. El único jugador que Menotti realmente temía de los holandeses era el centrodelantero suplente Nanninga. Era alto y tenía un muy buen cabezazo. Menotti decidió mandar uno de sus más estrechos colaboradores, Roberto Saporiti, a ver el último entrenamiento de la “naranja mecánica”. Cuando vuelve el técnico le pregunta por Nanninga “Quedate tranquilo César. Está lesionado, no irá ni al banco de suplentes”. Con esa información, Menotti que había tenido en consideración de llevar al banco al defensor Daniel Killer, alto y con buen juego aéreo, en la eventualidad de tener que contrastar a la torre holandesa, renuncia a la idea y deja a Killer en la tribuna. Lástima que Nanninga en la final está en el banco, entra y a pocos minutos del final convierte de cabeza el gol del empate. “Sapo, si perdemos te mato” le dijo a su muy avergonzado colaborador.

Su primer encuentro con Sergio “el Kun” Agüero en Independiente. Agüero entonces tenía apenas 17 años pero ya había debutado en el primer equipo más de un año antes. Es el mismo Menotti a narrar: “como siempre hago en el primer encuentro con el plantel hago poner a los jugadores en fila y me presento uno por uno. César Luis Menotti les digo y les doy la mano. Llego al último de la fila, Agüero. ¡Antes que termine de decir mi nombre alarga su mano y me choca los cinco! “yo soy Agüero…el Kun” y le larga a reír. ¡Qué maravilloso caradura y atorrante!!!” recuerda un divertido Menotti.

“Los únicos dos equipos que realmente han cambiado la historia del fútbol en los últimos 50 años son el Ajax de Michels en los ’70 y el Barcelona de Guardiola”.

La filosofía futbolística de Menotti reducida a su mínima expresión “en el fútbol hay 4 fases bien definidas: defensa, recuperación del balón, gestión del balón y definición. Dos se pueden enseñar y mejorar con el trabajo (recuperación y gestión del balón). Las otras dos, que se desarrollan en las dos áreas, dependen casi exclusivamente de la capacidad individual de los jugadores”.

¿En una cena con el argumento de charla el fútbol a quién quisieras en la mesa? “Cruyff, Michels, Cappa, Romario y en la punta de la mesa Adolfo Pedernera. Nadie ha entendido de fútbol como él”

El mejor y el peor día de su carrera deportiva…”el más lindo ¡el debut como jugador en Rosario Central! Si, más aún del triunfo en el campeonato del Mundo. El peor, la derrota contra Italia en el Mundial ’82…fue un robo…”

Para el final la frase más emblemática, la que quedó en la memoria de todos sus jugadores de aquel Mundial “ensangrentado” de 1978. Antes de la final con Holanda, mirando la tribuna con Videla y los militares autores del golpe, Menotti se dirige así a sus jugadores “salgan a la cancha y acuérdense que tenemos que ganar no por esos asesinos en la tribuna si no por el pueblo argentino”

¡Larga vida al “FLACO”!