Muchos conocen las hazañas de Brian Clough como entrenador. Muchos conocen lo que consiguió hacer en el Nottingham Forest, un clásico equipo de provincias que languidecía en las profundidades de la Segunda División inglesa a su llegada. Dos Copas de Campeones ganadas, un campeonato de Primera División (la actual Premier) y varios trofeos.

Lo que no todo el mundo sabe, sin embargo, es que Brian Clough fue un delantero formidable al que el destino le jugó una mala pasada en el mejor momento de su carrera.

Era el Boxing Day de 1962.

Boxing Day”, como siempre lo han llamado en el Reino Unido.

 ‘Boxing Day’ por la antigua costumbre del regalo que las clases más pudientes ofrecían a las más desfavorecidas.

En el Reino Unido siempre se ha jugado al fútbol ese día y hasta hace unos años no importaba mucho si caía en viernes. Se seguía jugando y también se jugaba al día siguiente, como todos los sábados en el fútbol británico.

Ese día, el Sunderland, primer equipo de la Segunda División inglesa, espera al Bury en su estadio.

El Roker Park del Sunderland está abarrotado.

Las condiciones del terreno de juego, sin embargo, son terribles.

Sopla un viento helado y se alternan aguaceros y granizo.

El terreno de juego está helado en algunas partes y embarrado en otras.

En resumen: no se puede jugar.

En Middlesbrough, a poco más de 40 km de Sunderland, las condiciones son exactamente las mismas.

Y, efectivamente, el partido se cancela.

En Sunderland, sin embargo, se sigue jugando.

Los “Black Cats” llevan varias temporadas luchando por regresar a la Primera División.

En la temporada anterior terminaron terceros, a sólo un punto del Leyton Orient, uno de los dos equipos ascendidos a Primera División esa temporada. (El otro fue el Liverpool del gran Bill Shankly).

De nuevo esta temporada parece una lucha a tres bandas por las dos buenas plazas para regresar a la élite del fútbol inglés. Con el Sunderland están el Chelsea y el Stoke City, pero también el Leeds United y el propio Middlesbrough son definitivamente competitivos.

El Bury es un excelente equipo, no muy lejos en la clasificación, y una victoria es crucial para los hombres de camiseta roja y blanca.

En el centro de su ataque tienen a un auténtico “bombardero”.

Se llama Brian Clough y a sus 27 años está en plena madurez psicofísica.

Fue comprado a principios de la temporada anterior por uno de los dos grandes equipos rivales del Sunderland: el Middlesbrough (el otro era el Newcastle), donde Clough había conseguido encontrar el camino de la red con una continuidad impresionante: 204 veces en 222 partidos.

Esa temporada ya había ‘sellado’ 24 veces en 23 partidos.

En el Boxing Day hubo poco de eso en los primeros minutos.

Ya es difícil mantenerse en pie y ser capaz de controlar decentemente un balón es toda una proeza.

Poco antes de la media hora, sin embargo, llega la primera gran ocasión del partido.

Len Ashurst, uno de los dos defensas centrales del Sunderland con el que Clough tiene un entendimiento casi telepático, lanza un balón largo desde atrás.

Sabe que los lanzamientos de Ashurst son potentes y precisos.

Clough roba tiempo a los defensas contrarios y, cuando el balón le llega, se dirige solo hacia la portería rival.

Sobre él se lanza desesperado Chris Harker, el portero del Bury. Brian Clough estira la zancada, toca el balón un instante antes de que intervenga el portero… quien con todo su cuerpo va a impactar en la pierna derecha de Clough.

El número nueve del Sunderland cae ruinosamente al suelo, golpeándose incluso la cabeza contra el césped.

Su cara es una máscara de barro.

Pero eso no es lo preocupante.

Clough se arrastra por el suelo, intenta levantarse pero su pierna derecha no consigue despegarse del suelo.

“¡Levántate y deja de montar escándalos, cabrón de Clough!”, le grita Bob Stokoe, defensa del Bury.

Brian Clough es sacado en camilla.

El veredicto de los médicos es devastador: rotura del ligamento cruzado y del ligamento colateral medial.

En ese momento significa la palabra “fin” en una carrera.

Clough no se rinde.

Tres meses escayolado, año y medio de reeducación, horas de gimnasio y piscina.

“Tengo que volver al campo. Jugar al fútbol es lo único que sé hacer”.

Clough lo conseguirá, dos años después.

Tres partidos y luego tendrá que decir basta.

Es el fantasma del gran delantero que fue antes de la lesión.

El que incluso llegó a jugar dos partidos con la selección de los Leones de Inglaterra sin haber jugado nunca un partido en la máxima categoría.

… irónicamente los únicos tres partidos que jugó en Primera División fueron los tres últimos, consiguiendo incluso marcar un gol.

ANÉCDOTAS Y CURIOSIDADES

El carácter nervioso y egocéntrico que siempre ha caracterizado a Brian Clough en su fenomenal carrera como entrenador siempre ha sido una constante en su personalidad.

En el Middlesbrough consiguió enemistarse con casi todos sus compañeros debido a su carácter orgulloso, franco y decididamente narcisista.

Se peleaba furiosamente con sus compañeros y los defensas eran a menudo el blanco de sus diatribas.

Aunque marcó una media de más de cuarenta goles por temporada, sus tantos nunca fueron suficientes para que el “Boro” regresara a la máxima división, debido a una defensa que hacía aguas por todas partes.

El punto álgido llegó tras un ‘seis a seis’ contra el Charlton tras el cual Clough preguntó a sus compañeros “¡díganme ustedes cuántos goles tenemos que marcar para ganar un puto partido!”.

Su petición de traspaso, que cada verano llegaba a la mesa de Bob Dennison, su entrenador en el Middlesbrough, fue finalmente concedida en julio de 1961.

Sin embargo, a pesar de las predicciones y las expectativas, no llegó ningún gran club de Primera División, sino “sólo” el Sunderland, un club sin duda más organizado y mejor equipado.

En aquella temporada 1962-1963 en la que perdieron a su hombre-gol a mitad del campeonato, los ‘Black Cats’ acabaron segundos en la tabla empatados a puntos con el Chelsea … pero perdieron la promoción debido a la diferencia de goles …

Sobre el altísimo nivel de autoconfianza de Brian Clough hay pocas dudas.

Cuenta su compañero de ataque en el Middlesbrough Alan Peacock que con Clough la división de tareas en la fase ofensiva del juego estaba siempre muy clara.

“Te mueves por las bandas. En el centro me quedo ahí. Porque hay que saber que es desde el centro desde donde se marcan los goles… no desde las bandas”, era la frase que a Clough le gustaba repetirle prácticamente antes de cada partido.

Los dos partidos con la selección inglesa no han ido como Brian Clough esperaba. En el primero, el que le enfrentó a Gales, la tensión se apoderó, según admitió él mismo.

“Estaba tenso desde los días anteriores. Ya tenía veinticuatro años y llevaba toda la vida esperando esa oportunidad”, recuerda Clough en una de sus biografías.

Pero en la segunda, contra Suecia en Wembley, sólo la mala suerte impidió a Clough encontrar el camino de la red.

El partido terminó con victoria de los subcampeones del mundo suecos por tres goles a dos, pero fue Clough quien tuvo la oportunidad en los últimos minutos del encuentro de marcar el gol del empate.

En un pase hacia atrás de un defensa sueco hacia su propio portero, “leyó” la jugada antes que nadie.

Su disparo fue fuerte y preciso y superó a Bengt Nyholm, el guardameta sueco.

… golpeó en el travesaño y volvió a entrar. Sin embargo, Clough fue el primero en abalanzarse sobre el balón, pero acabó tropezando con él, que quedó aplastado bajo su cuerpo a escasos centímetros de la línea de gol.

Aquel iba a ser el último partido de Brian Clough con los Blancos de Inglaterra.

“De vez en cuando vuelvo a ver esa acción y no puedo evitar pensar qué habría cambiado si ese balón hubiera entrado”, suele recordar Clough sobre aquel episodio.

Las críticas a sus compañeros durante su etapa en el Middlesbrough no se limitaban a su incapacidad para defender su propia portería. Iban mucho más allá.

Clough llegó a acusar a varios de sus compañeros de “vender” partidos apostando grandes sumas de dinero a la derrota de su equipo, e incluso llegó a enfrentarse físicamente con algunos de ellos. Obviamente, esto no aumentó su popularidad en el vestuario… aunque no era el único en el entorno del Middlesbrough que pensaba lo mismo …

A los veintinueve años, Clough tiene que dejar el fútbol.

Está casado y ya ha nacido el primero de sus tres hijos, Simon, al que seguirán más tarde Nigel (un excelente delantero del Nottingham Forest y del Liverpool) y Elizabeth.

“No sabía hacer otra cosa que jugar al fútbol. Fueron meses terribles para mí y para mi familia. Entonces llegó la oferta del presidente del Sunderland para entrenar a un equipo juvenil del Sunderland. Sólo tardé unas semanas en darme cuenta de que ése era mi sitio, de que sería al menos tan bueno entrenando como jugando. Cuando más tarde me preguntaban por la presión que sentía antes de una final o de un partido decisivo, siempre decía que era un placer. La presión es cuando no sabes qué hacer con tu vida, no tienes trabajo y tienes una familia que mantener”.

En octubre de 1965, a Brian Clough le ofrecieron el puesto de entrenador del Hartlepools United, último en la tabla de la última liga profesional (la Cuarta División) del fútbol inglés.

En los quince años siguientes, Brian Clough ganaría dos Copas de Campeones con el Nottingham Forest, dos campeonatos de Primera División con dos equipos diferentes (Derby County y Nottingham Forest) y otra docena de trofeos.

… pero eso, como dirían algunos, es otra historia …

Para los que quieran saber más sobre este gran personaje https://www.urbone.eu/products/brian-clough-il-piu-grande