“Los médicos han sido claros. Pasarán al menos seis meses antes de que vuelva a un campo de fútbol.

Estamos en octubre, así que no podré reanudar los entrenamientos antes de marzo.

En junio comenzará la Copa del Mundo.

No me queda mucho tiempo, pero sé que puedo hacerlo.

Lo que resulta difícil de entender y aceptar es que mi Mundial no correrá peligro por culpa de una rodilla maltrecha o un tobillo fastidiado.

Puede que no juegue el Mundial e incluso que deje de jugar porque ya no veo por el ojo izquierdo.

Ocurrió hace menos de quince días en un partido de liga.

Con mi Cruzeiro jugábamos en el Pacaembu, en São Paulo, contra el Corinhians.

Campo infame, empapado por la lluvia.

Tengo el balón entre los pies y me aproximo al área contraria.

Alguien me toca en el pie de apoyo.

Acabo yéndome largo y perdiendo el control del balón, que acaba a los pies de Ditao, uno de los defensas del Corinthians.

Su objetivo es chutar el balón lo más lejos posible.

Sólo que la pelota no llega muy lejos.

De hecho, viaja poco más de un metro antes de golpear mi cara.

Golpeando de lleno mi ojo izquierdo.

El balón, empapado de agua y pateado con violencia, me deja casi entumecido.

Sin embargo, cuando intento levantarme, hay algo más que piernas blandas y un dolor inmenso en toda la cara.

Ya no veo por el ojo izquierdo.

Pienso en el dolor, en el Mundial, en mi carrera y en el puto miedo a quedarme ciego de un ojo.

Hay desprendimiento de retina.

La operación, como dicen los médicos, “fue un éxito”.

Pero llevará tiempo.

6 meses.

6 largos meses sin esfuerzo de ningún tipo para dar tiempo a la retina a reimplantarse y al ojo a asimilarlo todo e intentar, dentro de dos meses, demostrar que sigo mereciendo mi puesto en el once titular de mi selección.

Tenemos un equipo muy bueno.

Con tantos jugadores de talento que será un problema para Joao Saldanha, nuestro seleccionador, elegir quién se sube al avión rumbo a México, a pesar de que ha demostrado tener las ideas muy claras sobre los hombres en los que centrarse y la táctica de juego.

Siento la confianza del entrenador. Me dijo que me esperaría y que si vuelvo al 100% siempre habrá un sitio para mí en su selección.

Ya he jugado un Mundial.

Fue sólo un partido, en la Copa del Mundo de Inglaterra 1966.

Sólo tenía 19 años.

Incluso marqué un gol.

Y la adrenalina de ese día no la olvido.

Y quiero sentir esa sensación una y otra vez.

Ahora sólo queda esperar.

Y en esos dos meses, entre marzo y mayo, demostrar a todo el mundo que Eduardo Gonçalves de Andrade ha vuelto a ser el de antes.

Serán unos meses difíciles para Tostão.

La operación es delicada y se necesita tiempo y atención para que el ojo izquierdo de Tostão recupere toda su eficacia.

Así llegamos a marzo de 1970 y Tostão acaba de reanudar los entrenamientos cuando llega otro posible golpe que pone en duda su participación en el Mundial.

Joao Saldanha, seleccionador nacional brasileño, fue destituido.

A pesar de una rotunda eliminatoria y del apoyo de gran parte de la torcida brasileña.

El 17 de marzo de 1970, poco más de dos meses antes del inicio del Mundial de México, Joao Havelange, Presidente de la Federación Brasileña de Fútbol (y el mismo que tanto deseaba a Saldanha en el banquillo de la Seleçao sólo dos años antes) decidió despedir al antiguo periodista y conocedor del fútbol.

El pretexto viene dado por el carácter irascible y violento de Saldanha, de quien se dice que se presentó en una reunión con uno de sus críticos más feroces, el entrenador del Botafogo, Yustrich, blandiendo un arma de fuego.

En realidad, el motivo es más sencillo y menos romántico.

Saldanha es un comunista militante de toda la vida y la nueva junta militar de derechas establecida en el país el pasado octubre y dirigida por Emílio Garrastazu Médici, ciertamente no ve con buenos ojos la presencia de un “subversivo” en un puesto tan destacado en un país que “vive” del fútbol.

En su lugar se instaló el todavía muy joven Mario Zagallo, Campeón del Mundo con Pelé en 1958 y 1962.

Para Tostão, las cosas se complicaron.

De la casi certeza de un puesto como titular pasa ahora a un puesto como reserva… y siempre que demuestre haberse recuperado totalmente de su operación de retina.

Zagallo tiene a “su” Brasil en mente y, en primer lugar, inserta en el primer equipo a Rivelino y Clodoaldo, hasta entonces figuras “periféricas” en la gestión de Saldanha.

Rivelino, en concreto, ocupa la posición de lateral izquierdo en la alineación de Zagallo… en la práctica el papel que ocupaba Tostão en su Cruzeiro y en la selección de Saldanha.

Desde luego, Tostão no es un “desertor”.

Se reincorpora a su Cruzeiro e inmediatamente vuelve a jugar al más alto nivel.

Los puestos del centro del campo, sin embargo, están todos cubiertos.

Su compañero Dirceu Lopes, titular inamovible con Saldanha, también es baja por Zagallo.

Rivelino, Gerson y Clodoaldo son los nuevos amos del sector neurálgico de Brasil pretendidos por Mario Zagallo.

Jugadores de enorme talento como Ademir da Guia, del Palmeiras, ni siquiera encuentran sitio en el banquillo, e incluso Piazza, centrocampista también del Cruzeiro, se ve relegado al centro de la defensa.

Tostão, que actúa como ’10’ en el Cruzeiro, es considerado por Zagallo como la alternativa a ‘O’Rey’ Pelé.

Ciertamente, no es una gran perspectiva para el lateral izquierdo de Belo Horizonte.

En un Brasil tan rico en talentos, sin embargo, sigue faltando una pieza (y seguramente no será la última para la selección brasileña): el delantero centro.

Rogerio Hetmanek, Darío (apadrinado incluso por el presidente de la junta militar Médici), el muy fuerte pero aún inmaduro Leivinha… ninguno de los tres satisface plenamente la confianza de Zagallo.

Así que da un paso atrás: si Tostão, Pelé, Gerson y Jairzinho pudieron coexistir en la selección de Saldanha, nada impide que ocurra también en la suya.

Para Tostão, inventó un papel de centrocampista avanzado que, sí, juega con el número 9, pero hace TODO menos quedarse quieto cerca del área contraria.

Por el contrario, su inteligencia futbolística, su visión de juego y su zurda muy precisa se convertirán en un arma decisiva para desencadenar las inserciones de Pelé y Jairzinho, que, gracias al movimiento de Tostão, encontrarán a menudo auténticas praderas en las que lanzarse.

Este movimiento resultaría decisivo en la economía de juego de Brasil y en el equilibrio táctico de una selección decididamente frontal.

Brasil ganará ese Mundial jugando probablemente el fútbol más creativo y espectacular que se haya visto en la historia de este deporte.

Será el Mundial de Pelé, que pondrá fin a su maravillosa carrera en lo más alto, el Mundial de la “flecha” Jairizinho, de la zurda mágica del molinés Roberto Rivelino, de la geometría y la perspicacia táctica de Gerson, de las incursiones por la banda del primer lateral fluidificador de la era moderna Carlos Alberto, del centrocampista defensivo Clodoaldo, quizá el más fuerte de la historia del fútbol… pero iba a ser, sobre todo para los observadores más perspicaces, la Copa del Mundo de Tostão, el primer “verdadero falso nueve” de la historia del fútbol moderno.

Una vez concluido el Mundial, Tostão regresó a su equipo, el Cruzeiro, y jugó otra temporada notable.

Incluso fue coronado Mejor Futbolista de Sudamérica en la temporada de 1971.

Sin embargo, el Brasil que iba a defender el título en tierras alemanas en 1974 contaba ahora con varios futbolistas que habían llegado al ocaso de sus carreras.

Pelé, Gerson, Brito, Félix, Carlos Alberto… todos ellos ya han dado lo mejor de sí mismos.

Para Tostão, se vislumbra un futuro como líder en la selección brasileña, en la que sigue jugando (¡y marcando!) con gran regularidad.

Con Rivelino, Jairzinho, Clodoaldo y Piazza crecen jóvenes futbolistas de cierto futuro como el portero Leao, el lateral izquierdo Francisco Marinho, el stopper Luis Pereira y el delantero Leivinha.

Las secuelas de Pelé parecen menos problemáticas de lo esperado.

Sin embargo, la suerte tiene otros planes.

Los problemas con su ojo izquierdo reaparecieron a finales de 1972.

Tostao dejó su querido Cruzeiro hace unos meses para fichar por el Vasco de Gama.

La suma pagada por el presidente de Vasco de Gama, Agathyrno Silva Gomes, es impresionante.

Hoy sería una cifra muy cercana a los 20 millones de dólares, que para la liga brasileña era una suma realmente sensacional.

Sin embargo, las actuaciones de Tostão en el Vasco de Gama no fueron, salvo en la primera época, dignas de la calidad y el prestigio del jugador nacido en Belo Horizonte el 25 de enero de 1947.

Los problemas de retina se agudizaron.

Tostão se sometió a cuatro operaciones más, pero sin resultados apreciables.

Comenzó un triste cruce de acusaciones.

La dirección del Vasco de Gama culpó al caro nuevo fichaje de haber ocultado o minimizado el problema al firmar el contrato, Tostão replicó diciendo que había superado con éxito todos los exámenes médicos a los que se había sometido antes de firmar el contrato.

A finales de 1973, Tostão ya era un ex futbolista.

Según los médicos, el riesgo de perder completamente la vista en su maltrecho ojo izquierdo era demasiado alto.

Eduardo Gonçalves de Andrade, conocido como Tostão, se retira del fútbol.

Aún no ha cumplido 27 años.

Para él, las imágenes de sus obras, afortunadamente disponibles en la red, y sobre todo las estadísticas, inequívocas, hablan por sí solas.

271 goles en 449 partidos con su club y 32 goles en 54 partidos con la selección brasileña.

Y como el propio Tostão señala a menudo: “Y no lo olviden, ¡yo no era delantero!

ANÉCDOTAS Y CURIOSIDADES

De adolescente, las prioridades de Tostão estaban muy claras: “Quería ser médico. Graduarse y salvar vidas. Cuando me dijeron que podía hacer una gran carrera jugando al fútbol, decidí ir a por ello, dedicándome en cuerpo y alma. Pero sabía que cuando acabara mi carrera volvería a hacer lo que REALMENTE quería hacer en la vida.

Así es exactamente como iba a ser. En 1975, Eduardo Gonçalves de Andrade se matriculó en la universidad y se licenció en Medicina… ¡especializándose, por supuesto, en oftalmología!

Su convocatoria para la Copa Mundial de 1966 en Inglaterra, cuando Tostão sólo tenía 19 años, fue toda una sorpresa para muchos observadores.

Su rendimiento con el Cruzeiro, sin embargo, había llamado la atención del seleccionador brasileño Vicente Feola.

Tiene 19 años, pero juega como si tuviera 30. Y en el campo ve las cosas un segundo antes que los demás”, ésta fue la motivación de Feola para su convocatoria.

A su regreso del Mundial llegará para Tostão y el Cruzeiro una de las mayores victorias del equipo del estado de Minas Gerais.

Eso en el Campeonato Brasileño, que de julio a diciembre reunirá a los 21 vencedores de los distintos campeonatos regionales más el Santos de Pelé, defensor del título.

Santos y Cruzeiro llegarán a la final.

No habrá partido. El Cruzeiro se impuso por 6-2 en la ida, en casa, y derrotó por 3-2 al Santos en la vuelta, con un maravilloso gol de Tostão de falta.

Muy discutida fue su salida del Cruzeiro, donde Tostão era un ídolo absoluto para la afición.

El motivo fue la exoneración por parte del presidente del club de Belo Horizonte, Felicio Brandi, del popularísimo entrenador Orlando Fantoni.

Tostão estaba de gira por Australia con el resto de sus compañeros cuando recibió la noticia de que el club estaba a punto de despedir a Fantoni y contratar al mismísimo Yustrich, “amigo” de Saldanha y famoso por sus métodos de entrenamiento casi militaristas.

Pide una reunión con el Presidente para disuadirle de esa elección y, cuando se da cuenta de que no hay nada que hacer, declara: “He jugado mi último partido con el Cruzeiro”.

La noticia alertó a los principales equipos del país y de fuera de él, pero cuando Brandi comunicó el precio de la tarjeta de Tostão, casi todos dieron un paso adelante.

Tostão casi todos dan un paso atrás: 5 millones de cruzeiros es demasiado incluso para equipos como Flamengo, Fluminense o Corinthians.

Quien no quiere ceder es Vasco de Gama, que llega a ofrecer 3,5 millones.

Cruzeiro acepta.

Se trata de una suma récord en la historia del fútbol brasileño.

Incluso una persona inteligente y equilibrada como Tostão puede cometer a veces errores garrafales.

Poco antes del Mundial de México, el lateral izquierdo de Belo Horizonte regresó a Estados Unidos para una revisión con el médico que le había operado en octubre del año anterior.

Antes de ir a Houston a ver al Dr. Roberto Abdalla Moura Tostão, se da el gusto de ir a Disneylandia, en Los Ángeles.

No pudo resistir la tentación: se subió a una montaña rusa para disfrutar de un emocionante viaje.

Cuando se lo cuenta a su médico unos días más tarde, éste no puede creerlo.

“Lo has puesto todo en peligro por una niña”, le dice enfadado el médico.

Afortunadamente, no hay daños.

Y Tostão jugará el Mundial de México, entrando para siempre en la historia del fútbol.

Tostão siempre ha destacado por su gran sentido de la autocrítica (“sólo doy patadas con un pie, no sé pegar con la cabeza y soy lento”, dirá siempre de sí mismo como futbolista), pero en una ocasión concreta llegará a, según sus propias palabras, “avergonzarse como un perro en la iglesia”.

Fue al día siguiente de su triunfo en la Taça Brasil ganada en 1966 en la final contra el Santos de Pelé.

Uno de los periódicos de Belo Horizonte publica una gran foto de Tostão con la leyenda “El nuevo Rey del fútbol”, señalando en Tostão al sucesor de Pelé.

“Temía que Pelé estuviera enfadado conmigo por ese título. En cambio, cuando volvimos a vernos, se limitó a felicitarme por mi actuación en aquella final”.

La historia de su apodo “Tostão”, por el que es universalmente conocido, es curiosa.

De niño, además de ser muy menudito y bajo de estatura, acababa jugando casi siempre con chicos mucho mayores que él.

Tostão” era el nombre de la moneda más pequeña y de menor valor que circulaba en Brasil… ¡un apodo perfecto para el más pequeño (¡pero desde luego no el más pequeño!) de los niños que jugaban al fútbol en Belo Horizonte!

Por último, la afirmación más significativa e importante sobre este extraordinario futbolista. La dio ‘El Flaco’ César Menotti, compañero de Pelé en el Santos y rival directo de Tostão en varias ocasiones.

Si Pelé no hubiera nacido, Tostão habría sido Pelé”.

El homenaje a Tostão es uno de los 43 perfiles de https://www.urbone.eu/products/matti-miti-e-meteore-del-futbol-sudamericano