“Llegamos aquí como nadie ha llegado antes.

Nos hemos clasificado para jugar este Campeonato del Mundo ganando a… ¡nadie!

Así es.

La URSS, tras el empate en Moscú en el partido de ida de la eliminatoria, se negó a venir a Chile para jugar el partido de vuelta con nosotros, en noviembre de 1973.

Y así, gracias a la farsa que quiere la FIFA, aún tuvimos que salir al campo y marcar un gol contra… fantasmas.

¿La razón de la retirada rusa?

Chile, mi amado y maravilloso país, llevaba dos meses sometido a la viciosa, despiadada y sanguinaria dictadura del general Pinochet y su feroz chusma.

El sueño de un país democrático, libre, autónomo y finalmente independiente del yugo cada vez más asfixiante de los Estados Unidos de América y de su política económica que estaba matando a nuestro país, terminó el 11 de septiembre del año pasado.

Con la muerte de nuestro Presidente Allende, este sueño se hizo añicos.

Hoy no hay alternativa.

O se piensa como “ellos” o… es mejor no pensar.

Yo no soy así.

Toda mi familia no es así.

Muchos de mis compañeros, amigos, estudiantes y trabajadores no son así.

Teníamos una democracia.

Habíamos elegido a Salvador Allende para que nos sacara de muchos, demasiados años oscuros y desesperantes para el país.

Lo admito, nunca fue fácil, ni por un minuto.

Pero lo intentamos, para nutrir a esta joven Democracia con sus piernas aún delgadas y frágiles, para hacerla crecer y fortalecerla.

Todos los chilenos lo intentábamos, aunque no fueran sólo cuatro militares o un grupo de ricos empresarios que no querían esta Democracia.

Lo que no quería era el país más rico y poderoso del mundo, el que ahora ganaba la Guerra Fría contra el gigante ruso, el mismo que dos meses después se negaba a jugar un partido de fútbol contra nosotros.

A la burla se sumó la tragedia.

El estadio de aquella patética puesta en escena fue el mismo donde tantos compañeros, amigos y conocidos míos fueron segregados, torturados y asesinados por los torturadores de Pinochet.

Tuve más suerte que muchos de ellos.

Desde junio del año pasado estoy jugando y viviendo en España, lejos de este horror.

Pero aquí también llegan los periódicos, y cuando hablo por teléfono con mi familia, aunque hacen todo lo posible por restarle importancia, por no angustiarme, me doy cuenta de que la noche ha caído sobre mi país, la noche más oscura y aterradora.

Y también pude ver la cara de Pinochet.

Fue justo antes de partir hacia Europa.

Quiso despedirse del equipo, desearnos suerte y estrechar la mano de todos.

Yo no.

Sin embargo, se le había advertido.

“Caszely se negará”, le dijeron.

Y tenían razón.

No quiero ni tocar al asqueroso asesino.

Pero ahora estamos aquí, en Alemania, jugando en el Mundial.

Prácticamente el sueño de todo futbolista, la cúspide de su carrera.

Pero ninguno de nosotros llega a experimentar este momento en su plenitud.

Nuestros pensamientos van a casa, a nuestras familias y amigos, a los muchos chicos valientes que ya han muerto… y a los que volverán a morir.

Mañana empezamos.

Nos enfrentamos a Alemania Occidental, la favorita.

El equipo de Beckenbauer, Muller, Overath y Breitner.

Así que vamos a darlo todo… y esperemos que nuestra gente sonría allí en Chile.

Lo que ocurrió en ese partido está en la historia del fútbol mundial.

Chile jugó con el corazón en la manga, defendiendo con todos los dientes ante los fuertes alemanes y sólo cayó gracias a un gol desde 30 metros del “maoísta” Paul Breitner.

Caszely realmente hizo historia en ese partido.

Una historia maldita, en efecto…

De hecho, fue el primer jugador expulsado en un Mundial con tarjeta roja, utilizada por primera vez cuatro años antes en México, pero sin que ningún jugador de todo el Mundial mexicano incurriera en esta sanción.

Para ser justos, en las crónicas del partido se menciona a menudo el rudo trato del sabueso Bertie Vogts hacia el delantero chileno, quien, ante la enésima entrada dura del lateral teutón, acabó reaccionando de la manera documentada.

En una entrevista televisiva realizada hace unos años, el propio Carlos Caszely, viejo opositor al gobierno de Pinochet y comunista declarado, admitió que fue insultado durante todo el partido por el propio Vogts, cuya fe política era aparentemente diametralmente opuesta a la del delantero chileno.

Lo que no hay que olvidar es que Carlos Caszely fue un fantástico delantero, tanto en el Colo Colo, equipo chileno en el que jugó durante más de 10 años en dos etapas diferentes, como en la selección chilena donde sigue siendo el 3er mejor goleador de la historia, detrás de dos monstruos sagrados como Marcelo Salas e Iván Zamorano.

Así fue también en su experiencia en España, primero en el Levante y luego en el Espanyol Caszely, donde ‘El Chino’ siempre marcó avalanchas de goles, ganándose incluso un curioso y divertido apodo, el de ‘El Rey del metro cuadrado’ por su oportunismo y su increíble velocidad.

Incluso en la vida social de su amado Chile, nunca se apartó.

Desde muy joven militó en las filas de la Unidad Popular, apoyando especialmente la candidatura de dos miembros del partido comunista, Gladys Marín y Volodia Teitelboim.

Su madre, en el período más sangriento de la dictadura, fue secuestrada y torturada, y su historia personal fue contada por ella en la televisión, con su hijo Carlos a su lado, durante las primeras elecciones “libres” deseadas por el propio Pinochet en 1988, convencido como estaba de tener (erróneamente) a la mayoría del pueblo chileno de su lado.

Otro testimonio de su honestidad cultural y de su profundidad como persona lo dio Caszely unos años después, en 1997, cuando el Partido Por la Democracia le pidió que participara como candidato en las elecciones de ese año.

No”, respondió Caszely, “no me quieren a mí, sino a la imagen que represento”.

Coherencia y valor.

Este es Carlos Caszely, el “rey del metro cuadrado”.

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El siguiente es un video simplemente IMPERDIBLE.

Un reportaje, realizado por Eric Cantona, sobre Carlos Caszely, uno de los “rebeldes” del fútbol.

… un informe que desgraciadamente pasó desapercibido para la mayoría …

Y por último, para que no se nos olvide, un vídeo que nos recuerda que Carlos Caszely era, ante todo, un fantástico delantero.

Nota: La primera parte contada en primera persona es producto de mi imaginación, aunque obviamente está basada en entrevistas, historias y anécdotas relatadas por y sobre el gran Carlos Caszely.