“Hemos dejado de alegrarnos y hemos dejado de ilusionarnos. Ir a ver a nuestro querido ‘Gigante da colina’ ya no sabe igual.

Ya sea en nuestro pequeño y acogedor Sao Januario o en el mítico Maracaná.

Miro las caras de los demás socios de la ‘Mancha Negra’, una de las muchas ‘torcidas’ de nuestro Club y de la que soy socio prácticamente desde que nací…

Ya no es como ir a un partido de fútbol.

Es más como ir a trabajar por la mañana.

Sabes que tienes que ir, que no está bien no hacerlo y que no puedes permitirte quedarte en casa … pero el “placer” es algo totalmente distinto …

Es así desde aquel maldito 3 de enero en que un equipo muy rico del otro lado del océano nos lo arrebató.

Era fácil enamorarse de él.

Yo estaba allí, en el Maracaná, el 25 de noviembre de 1971, cuando marcó su primer gol con nuestra camiseta.

Sólo tenía 17 años.

Hacía tiempo que se hablaba de un chico que marcaba muchos goles en las categorías inferiores.

Yo sólo le había visto una vez antes de aquella noche.

Casi dos años antes, en un torneo juvenil en Ipanema.

En aquel momento me pregunté cómo podía mantenerse en pie.

Se veía que tenía una gran habilidad, pero era piel y huesos.

Creo que acabó tirado en el suelo no menos de 15 veces en aquel partido.

… pero también marcó dos goles y se notaba que ‘sabía’ dónde estaba la portería contraria.

Ya había debutado con el primer equipo unos días antes, contra el Atlético Mineiro.

No fue un debut inolvidable.

Al contrario. El chico fue sustituido en la segunda parte y los que estuvieron allí aquel día se fueron a casa con algunas dudas después de tanta espera.

De hecho, empezó aquella noche sentado en el banquillo.

Estábamos ya en la segunda parte y ganábamos uno a cero cuando Admildo Chirol, nuestro entrenador, sacó del campo a Gilson Nunes para meter al chaval.

A los pocos minutos marcó ese gol.

Goles así no se marcan por casualidad.

Sólo se marcan si eres un gran jugador”.

Tras recibir el balón en el sector izquierdo y de espaldas a la portería, se giró, saltó por encima de cuatro adversarios en regate antes de descargar un cañonazo, un misil, un torpedo, un broadside… llámenlo como quieran.

El caso es que el balón hinchó la red de la portería justo debajo de nuestra Torcida.

Aquella noche nos fuimos contentos a casa.

Sabíamos que habíamos encontrado al delantero que nos faltaba desde hacía demasiados años, desde que el gran Ademir de Menezes dejó de jugar para nosotros hacía más de 15 años.

Al día siguiente, Aparicio Pires, en el Jornal dos Sports, salió con este titular: “El chico dinamita revienta el Maracaná”.

Hasta ese día le habíamos llamado Calu o Carlinhos.

Ahora, nuestro nuevo ídolo también tenía un nuevo nombre: ROBERTO DINAMITE.

El sufrimiento del pueblo de Vasco de Gama, el equipo de la comunidad portuguesa de Río de Janeiro, sólo duraría unos meses.

La aclimatación de Roberto Dinamite a Barcelona es mucho más difícil de lo esperado.

Sólo necesitó 10 partidos oficiales y tres goles (dos de ellos de penalti) para darse cuenta de que el fútbol español no era para él.

A finales de abril de 1980, Roberto Dinamite regresa a su casa y a su club: el Vasco de Gama.

Para el equipo HCL de Río, comenzó otro Carnaval.

El 5 de mayo de 1980, vuelve a vestir su camiseta.

Hay un partido importante para el campeonato brasileño.

Hay casi 110.000 personas en las gradas del Maracaná.

Frente a ellos, el fortísimo Corinthians del Dr. Sócrates, el campeón defensor.

Pero el partido, ese día, es todo para él, para el regreso del hijo pródigo: Roberto Dinamite.

A los diez minutos de partido, el centrocampista del Corinthians Caçapava intentó estropearlo adelantando a su equipo.

Fue sólo un pequeño percance.

En 25 minutos, Roberto Dinamite marcó cuatro goles.

El quinto llegó mediada la segunda parte y el gol de Sócrates en el final fue totalmente irrelevante.

Los vascos se volvieron literalmente locos.

El triste interludio catalán no ha afectado lo más mínimo al talento de su ídolo.

Con cinco goles en el mismo partido, Roberto Dinamite también estableció otro récord: el de más goles marcados por un solo jugador en el mismo partido.

… un récord que sólo batiría 17 años más tarde otro delantero brasileño, el famoso Edmundo, ‘O’Animal’, que fue capaz de marcar seis en el mismo partido… y siempre con la camiseta del Vasco de Gama.

Roberto Dinamite permanecería en el Vasco el resto de su carrera, salvo dos breves cesiones al Portuguesa y al Campo Grande.

Trece años en los que Roberto Dinamite batiría todos los récords posibles en la historia del club.

1110 partidos y 702 goles.

Un título de campeón brasileño en 1974, 5 campeonatos cariocas, otros 20 trofeos menores, el récord de goles en una sola temporada (61) superando al gran rival del Flamengo, Zico, que se había quedado en 60.

Nadie como él.

Números extraordinarios que sólo explican en parte lo que este fantástico delantero centro ha significado para el Vasco.

Con estos números y estos resultados sería casi automático imaginar para Roberto Dinamite una carrera increíble con la selección brasileña.

No será el caso. O mejor dicho.

A pesar de una puntuación respetable (25 goles en 47 partidos), Roberto Dinamite nunca fue una verdadera estrella en Brasil.

En el Mundial de 1974, a pesar de tener sólo 20 años, ya era el delantero centro más fuerte para muchos observadores.

No así Mario Zagallo, seleccionador de Brasil en el Mundial de Alemania, que prefirió deformar al fortísimo Leivinha en delantero centro… él que era un delantero centro clásico.

En 1978 encontró por fin un poco más de espacio, devolviendo la confianza de Osvaldo Brandao con 3 goles, uno contra Austria y dos contra Polonia.  Fue precisamente la victoria contra Polonia (3-1) la que parecía haber sellado el pase del equipo verde y oro a la final… antes del 6-0 de los argentinos contra Perú unas horas más tarde…

Pero la sensación fue siempre la misma: la confianza incondicional en él nunca llegó, por parte de ninguno de los sucesivos entrenadores en el banquillo verde-oro.

Lo que ocurrió cuatro años después, en el Mundial de España, es casi tragicómico.

Con 28 años, en plena madurez psicofísica y recién salido de una excelente temporada con el Vasco (su récord de 61 goles en una temporada es del año natural 1981), Roberto Dinamite sólo consiguió entrar en los 22 convocados para el Mundial ibérico en el último momento y sólo gracias a la lesión sufrida por el joven y ya muy fuerte Careca.

En aquel Mundial, Roberto Dinamite fue un espectador durante todo el torneo.

Como delantero centro titular en aquel Mundial fue preferido a Serginho.

Toda Italia agradece aún hoy a Tele Santana esta elección…

Dos años más tarde, en 1984, Carlos Roberto de Oliveira juega su último partido con la selección de su país.

Sería un aburrido 0-0 contra Argentina.

En el Vasco, sin embargo, seguiría marcando con gran regularidad durante varias temporadas más.

Su alcance disminuirá de año en año, pero su técnica y potencia de disparo permanecerán intactas.

Pondría fin a su carrera en el Vasco de Gama en 1993, a la edad de 39 años… a tiempo para ejercer de “tutor” del hombre que ocuparía su lugar en el corazón de los aficionados del “gigante de la colina”: ROMARIO de Souza Faria.

ANÉCDOTAS Y CURIOSIDADES

Cuando llegó a las filas del Vasco de Gama con sólo 15 años, descubierto por el famoso cazatalentos Francisco de Souza Ferreira (O Gradim para todo el mundo) ‘Carlinhos’ o ‘Calu’, como le llamaban entonces las gentes de su barrio, pesaba exactamente 52 kilos.

No hay problema”, aseguró O Gradim a los inseguros directivos del Vasco, “hacerle ganar kilos no será un problema. Un verdadero problema sería que el Flamengo o el Fluminense se lo llevaran delante de nuestras narices”.

En sólo un año, ‘Calu’ engordó nada menos que 15 kilos… marcando 46 goles la temporada siguiente con el equipo juvenil del Vasco.

Cuenta la leyenda que el entrenador del Internacional, Enio Andrade, y la directiva del Internacional de Porto Alegre, finalista unos meses antes de la Copa Libertadores, estaban convencidos, tras la derrota contra el Vasco de Gama la noche en que Roberto Dinamite marcó su primer gol, de que la defensa necesitaba un refuerzo absoluto, ya que un chaval de 17 años se la había cargado con facilidad.

Unos meses más tarde, desde Peñarol de Montevideo, llegó el chileno Elías Figueroa, el defensa central más fuerte de toda Sudamérica.

Más de una vez se le reprochó a Roberto Dinamite su excesivo egoísmo, sobre todo cuando encontraba el balón entre sus pies cerca del área contraria.

La respuesta a sus críticos era siempre la misma. “Juego de delantero centro. ¿Quién crees que debe marcar goles? ¿Nuestro lateral derecho?”.

La decepcionante actuación de Roberto Dinamite en Barcelona sorprendió un poco a todos. Llegado con la nada fácil tarea de sustituir al bombardero austriaco Hans Krankl y sobre todo con un gasto muy importante para la época (unos 800.000 dólares), el comienzo fue sin embargo excelente. El 20 de enero de 1980, fue su doblete contra el Almería el que dio la victoria a los blaugrana. Un penalti y un disparo desde el borde del área que, gracias al desvío de un defensa, despejó el portero rival.

Nada sensacional, pero suficiente para devolver la esperanza a unos aficionados del Barça que llevaban demasiado tiempo alejados de las primeras posiciones. A partir de ahí, sin embargo… nada. Sólo un gol más, de nuevo de penalti, en el partido de la Supercopa contra el Nottingham de Brian Clough, y después muchas actuaciones incoloras y casi abúlicas.

Hubo dos razones principales para su bajo rendimiento: la primera se debió seguramente al clima. Desde el sol de Río hasta las temperaturas de apenas unos grados sobre cero de aquel invierno catalán condicionaron en no poca medida el rendimiento del bombardero brasileño. La segunda, decididamente más importante, fue la salida del técnico Quimet Rifè, que quería con fuerza a Roberto Dinamite, con la instalación del viejo (y por entonces decididamente “hervido”) mago Helenio Herrera, cuya estima por el delantero brasileño era muy baja.

A mediados de marzo, ni siquiera dos meses después de su debut, Roberto Dinamite volvió a salir a la calle.

Volvía a ser aquel delantero fenomenal que todo Brasil conocía perfectamente.

Contrariamente a lo que se dice prácticamente cada vez que se menciona a Carlos Roberto de Oliveira, el apodo de “Dinamite” no nació la noche de su primer gol contra el Internacional en el Maracaná. De hecho, dos periodistas del Jornal dos Sports, los citados Aparicio Pires y Eliomario Valente, ya utilizaban este nombre desde al menos un año antes, cuando el joven ‘Carlinhos’ se proclamó máximo goleador del ‘Campeonato Juvenil Carioca’, con 13 goles en 12 partidos.

Por fin, una auténtica “joya”. En cuanto quedó claro que no tendría una larga vida en Barcelona, los primeros en moverse por su regreso a Brasil fueron los directivos del Flamengo.

Fue incluso el presidente carioca Marcio Braga quien se desplazó a Cataluña para proponer el traspaso a Roberto Dinamite. Enterados y presionados por la torcida del Vasco, que sencillamente no podía aceptar que su ídolo jugase en el eterno rival, los directivos del Vasco movieron ficha para traer al delantero de vuelta a Sao Januario.

Así fue, dado el amor (¡totalmente recíproco!) entre los seguidores del Vasco y su emblemático futbolista.

… pero una pareja de ataque con Zico y Roberto Dinamite juntos estamos seguros de que los aficionados del Flamengo llevan tiempo soñando con ella …

La de Roberto Dinamite es una de las 43 biografías de futbolistas sudamericanos contadas en https://www.urbone.eu/products/matti-miti-e-meteore-del-futbol-sudamericano