Probablemente sólo quienes son mexicanos y quizá ya entraron en la “tercera edad” han oído hablar de Don Ignacio Trelles.

Sin embargo, estamos hablando del mejor entrenador mexicano de todos los tiempos y el que ostenta prácticamente todos los récords más importantes en la historia del fútbol de su país.

Nacho Trelles nació en Guadalajara en julio de 1916 y de niño practicó todo tipo de deportes.

Sobre todo atletismo y baloncesto.

Todos menos el fútbol.

Al final de la Revolución Mexicana, la familia Trelles decide abandonar Guadalajara y trasladarse a Ciudad de México, al barrio de San Miguel Chapultepec.

De camino, el tren con la familia Trelles tiene que hacer una parada justo antes de Ciudad de México. Junto a la estación hay un pequeño campo de fútbol, con dos pequeñas porterías de madera y un grupo de niños jugando.

Me quedé simplemente atónito”, cuenta el propio Trelles de aquel episodio.

“Ver a chavales de mi edad haciendo con los pies cosas que en baloncesto ya parecían difíciles con las manos, como conducir el balón o cambiar bruscamente de dirección, me fascinó muchísimo. Nunca había visto este deporte en Guadalajara. En cuanto llegamos a Ciudad de México, mi primera preocupación fue encontrar un campo de fútbol y chicos para jugar al fútbol. Por suerte para mí, me di cuenta de que en la Ciudad de México todo el mundo jugaba al fútbol”, recuerda Don Nacho.

A partir de ese momento, su vida estará indisolublemente ligada al fútbol.

A los 18 años ya era titular en el Necaxa y con los ‘Electricistas’ ganaría tres títulos en sus seis años con el club.

Es un centrocampista elegante, con gran visión de juego y notable rapidez, que compensan con creces su físico poco potente.

Sus actuaciones atrajeron la atención del club más popular de México, el América, donde jugó tres temporadas sin conseguir, sin embargo, ganar el título de Liga.

Tras un breve paso por el Monterrey y uno en Estados Unidos con los Vikingos de Chicago, Trelles regresó a su país en 1948 con el Atlante, el gran rival histórico del Necaxa.

Aquí, tras un puñado de partidos, sobrevino una grave lesión (fractura de tibia y peroné) que pondría fin a su carrera.

“En mis planes estaba jugar al menos hasta los 40 años. En cambio, a los 32 estaba acabado como futbolista”, ha admitido siempre Trelles.

La tabla de salvación tras “los dos años más tristes y difíciles de mi vida” llegó en 1950. El Zacatepec, un pequeño club de la Segunda División mexicana, le ofreció el puesto de entrenador.

Será una de las mayores revelaciones de toda la historia del fútbol mexicano.

El impacto de Trelles en el banquillo de los ‘Cañeros’ es sensacional.

Zacatepec se proclamó campeón de inmediato y regresó a la máxima categoría.

En el primer partido de la temporada, el calendario enfrenta al Zacatepec con el Veracruz.

Los muchachos de Trelles ganaron por ocho goles a cero, dando una maravillosa exhibición de fútbol ofensivo, que se convertiría en el sello de Don Nacho.

Pronto su nombre comenzó a circular entre los grandes de la liga mexicana, pero Nacho, para sorpresa general, fichó por el Marte Fútbol Club (equipo que lamentablemente desapareció del panorama futbolístico mexicano).

Una vez más, será una elección acertada, ya que el Marte ganará el título en la temporada 1953-1954.

Pero la llamada del equipo que le había lanzado unos años antes como entrenador es irresistible para Nacho.

Macho Trelles regresó al Zacatepec. La alegría de los aficionados y directivos ante el anuncio de su regreso no es ni siquiera comparable a la que sentirán menos de un año después.

Zacatepec ganará el título, el primer equipo de la región de Morelos en triunfar en la máxima división.

… ¡de esa celebración se hablará durante años, ya que los ‘rastros’ quedarán para siempre en el registro civil de la región, dado el auge de nacimientos al año siguiente!

Para ‘Los Cañeros’, son años dorados que resultarán irrepetibles en la historia de este pequeño club.

Tres años después, al final de la temporada 1957-1958, en efecto, Trelles y sus muchachos repiten la hazaña: un nuevo título, esta vez frente al poderoso Toluca.

Al final de esa temporada llegó el llamado de la selección nacional.

Primero como auxiliar del técnico Antonio López Herranz y poco después como primer técnico del ‘Tricolor’.

A partir de ese momento, comenzó una larga etapa para Trelles, en la que alternó la dirección de la selección mayor con la del club, como tranquilamente se permitía en la época.

Como consecuencia natural, fue el América el que aseguró el rendimiento de Trelles, aunque con él en el banquillo nunca pasaron del segundo puesto en el campeonato.

En cambio, los resultados en el banquillo del equipo nacional fueron muy halagüeños.

La selección mexicana se clasifica para el Mundial de Chile 1962. Es la quinta participación de México en la fase final de un Mundial… sólo que hasta entonces no había llegado ninguna victoria.

Trelles será el primer seleccionador que consiga esta hazaña. Ocurrió el 7 de junio de 1962, cuando los mexicanos se impusieron por tres goles a uno a la fortísima Checoslovaquia, que en aquella edición del Mundial llegaría incluso a la final, disputándole el título al Brasil de Pelé, Garrincha y Zagallo.

Permanecería en el banquillo de México en los siguientes Mundiales, los de Inglaterra en 1966 al término de los cuales pasaría a entrenar al Toluca, donde ganaría dos títulos en el espacio de tres temporadas.

En 1968, en los Juegos Olímpicos de Ciudad de México, volvió a hacerse cargo de la selección mexicana en los juegos.

Las cosas no salieron como todos los mexicanos esperaban.

En semifinales, el equipo “tricolor” tuvo que encajar tres goles a dos contra Bulgaria antes de perder la medalla de bronce en la final contra Japón, bajo el mando del bombardero Kunishighe Kamamoto.

En México, la decepción fue enorme y el descontento y la intemperancia de los aficionados arrojaron una pesada sombra sobre Trelles y su hasta entonces casi perfecta carrera.

Lo sucedido en estos Juegos Olímpicos resultaría decisivo en la decisión de la Federación Mexicana de confiar la dirección del equipo a un nuevo entrenador, Raúl Cárdenas, que acababa de llevar a su Cruz Azul al título.

Cerrado (por el momento) el capítulo nacional, Don Nacho se sumergió de nuevo en la vida de clubes, pero los resultados, por primera vez en su carrera, no estuvieron a la altura de las expectativas.

Ni en los últimos años con Toluca (hasta 1972) ni en las siguientes tres temporadas en Puebla.

En 1976 ocupó el banquillo del Cruz Azul. Un par de temporadas para reconstruir el equipo y en 1979 llegó el título, repetido la temporada siguiente.

Serían sus últimos títulos nacionales, a los que añadiría el último trofeo de su asombrosa carrera en 1983, el de la Copa de Campeones de la Concacaf ganada con el Atlante.

Su último banquillo será con el Puebla.

Es el 15 de junio de 1991, poco más de un mes antes de su 75 cumpleaños.

Se juega la semifinal del campeonato mexicano.

Su equipo, el Puebla, perderá por un gol a cero contra los Pumas de la UNAM, que se clasificarán para la final.

Don Nacho Trelles siempre seguirá siendo un amante del fútbol, hasta los últimos días de su vida.

El mejor entrenador de la historia del fútbol mexicano morirá el 24 de marzo de 2020, a los 103 años de edad.

ANÉCDOTAS Y CURIOSIDADES

Ignacio Trelles sólo empezó a jugar al fútbol en serio a los trece años, tras mudarse de Guadalajara a Ciudad de México.

“Pero lo compensé rápido, ya que lo jugué el doble de tiempo que mis compañeros de entonces, así que recuperé el tiempo perdido rápidamente”, relata divertido Trelles.

“El flaco” era uno de sus apodos por su físico menudo, pero por el que más se conoce a Trelles es por “cachuchas”, por la clásica gorra que llevaba prácticamente siempre. (Al parecer, el origen proviene de un grupo de estudiantes que, inspirados por el nacionalsocialismo mexicano, llevaban este tocado como signo distintivo).

Su primer sueldo en el Necaxa fueron los diez pesos que recibía en caso de victoria, a lo que sumaba boletos gratis para presenciar la ‘corrida’, de la que Trelles se convirtió en un gran aficionado.

Una de las características de Don Nacho era el gran equilibrio que mostraba en la cancha. “No soy de esos entrenadores que, si les meten un gol en el minuto 90, parece que se quieren suicidar. Me ocurrió en una ocasión muy especial. Estábamos en el Mundial de Chile y empatábamos contra la selección española, que era muy fuerte. En el último minuto hubo un saque de esquina a nuestro favor. Soñaba con el gol que haría historia en el fútbol de mi país. En lugar de eso, hubo un despeje, Gento cogió el balón fuera del área, corrió por todo el campo y marcó el gol de la victoria para los españoles”, añadiendo “la única vez que lloré en mi vida fue por la muerte de mi madre. El fútbol, aunque me encanta, nunca ha sido tan importante”.

La lesión que truncó su carrera se produjo en uno de los primeros partidos que jugó con el Atlas a su regreso de Estados Unidos (algunos textos incluso dicen que ocurrió en su primer partido con el nuevo club).

“El que me rompió la tibia y el peroné fue Ángel León, conocido como ‘El Pulques’, quien era mi portero en el Necaxa. Desgraciadamente la cirugía en esa época era lo que era. Nunca me recuperé del todo y desde entonces tengo la pierna derecha ‘torcida’”.

Después de los Juegos Olímpicos de México, que concluyeron con un decepcionante cuarto lugar, la posición de Trelles al frente de la selección nacional para el próximo Mundial de México 1970 fue, como se mencionó, fuertemente cuestionada, aunque hay muchas fuentes que creen que fue el propio Trelles quien rechazó el banquillo de la selección mexicana para el Mundial precisamente por la presión y el exagerado estrés al que él y su familia se hubieran visto sometidos.

Uno de sus mayores pesares, según confesión propia, fue que nunca tuvo la oportunidad de dirigir a las Chivas de Guadalajara, uno de los clubes más importantes y queridos del país.

“Nunca hubo ningún contacto en mis más de 40 años de carrera. Entrenar al ‘Rebaño Sagrado’ es algo que extraño… pero si no se dio debió ser así”, ha admitido siempre filosóficamente Trelles.

Por último, algunos números que más que nada pueden definir la importancia y la proeza de Don Nacho.

Entrenador con más títulos ganados en la historia del fútbol mexicano (7)

Entrenador mexicano con más trofeos ganados en su carrera (15)

Compartiendo con Víctor Manuel Vuchetic el único en ganar un título con 4 equipos diferentes

Entrenador con más apariciones en el banquillo de la selección mexicana (117)

Primer entrenador en ganar un partido en una final de la Copa del Mundo (contra Checoslovaquia en 1962).

Primer entrenador en sumar un punto durante una fase final de la Copa del Mundo (empate contra Gales en 1958 en Suecia)

Segundo entrenador con más apariciones en un banquillo en la Primera División mexicana. (1083)